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¿SOMOS ANIMALES PENSANTES Y SUPERIORES?

PENSAR


¿SOMOS ANIMALES PENSANTES Y SUPERIORES?


Jorge Julio Otterstein.


Muchos dicen, que el hombre es el más inteligente porque es el único que piensa y razona. Tal comentario de hoy en día, razonablemente puede ser discutible. Si todas las personas razonaran, el mundo sería perfecto. Razonar, en el sentido común, no es más ni menos que pensar; y si pensar puede denominarse una capacidad única que determina un gran nivel de inteligencia eso podría ser muy debatible. Pensar, en los términos generales comunes humanos de hoy en día, no es más ni menos que algo muy enredado (una maraña o paquete de virutilla de alambre enredado) de una variedad impresionante de signos, impulsos y registros alojados en la memoria y en la psicología mental y que el cerebro se encarga de procesar y con sus múltiples combinaciones y comparaciones. Es indudable, que en el comportamiento humano, se ha podido ver que algunas personas llegan a pensar y a razonar verdaderamente; pero eso no es la generalidad. Tratar de pensar razonablemente con el torbellino mental que se vive hoy en día, es muy difícil. En tal sentido, ese parámetro de inteligencia, habría que analizarlos más a fondo o, esquematizarlo en forma distinta.

Cuando se realizan los estudios y análisis sobre las especies de animales, insectos y vegetales, se efectúa tal como dicen esas investigaciones en “cada uno como especie” y no en la forma particular de algún componente único de algún espécimen. Por ejemplo, no se puede incluir en ese estudio al Chimpancé de un circo, porque no es la generalidad de su especie, y porque ha adquirido otras costumbres y capacidades; no se puede medir el comportamiento de un solo hipopótamo que le salvó la vida a un ciervo de las fauces de un cocodrilo, porque esa espectacular proeza, no es la generalidad del comportamiento de los hipopótamos; y así, han existido diversos ejemplos en animales e insectos muy singulares en sus respectivas especies, pero que no constituyen necesariamente el patrón general que permita catalogar con alguna hazaña en particular a una especie completa. 

Desde ese punto de vista entonces, el hombre, no piensa y ni razona; solamente lo hacen o lo han hecho algunas singulares personajes que no constituyen la totalidad o a la mayoría de la especie humana.

Pareciera que el hombre en la generalidad actual, no tuviera, no pudiera, o no aplicara el discernimiento propio y verdadero; sólo puede seguir sometido por los designios de aquellos que lograron pensar; y es por ello tan común que siempre se toman los buenos ejemplos heredados de los sabios pensadores desde hace 25 siglos en todas las áreas literarias, pedagógicas y en la vida común de la sociedad. 

Un sabio del siglo XX decía “aquí dejo las herramientas del conocimiento para que vosotros saquen sus propias conclusiones” y la conclusiones, es el discernimiento propio y verdadero después de adquirir conocimiento intelectual. Repetir una lección de memoria no constituye necesariamente un discernimiento propio; más bien, eso es aprender y actuar mecánicamente. Es por ello, que es común escuchar “que muchos no saben lo que están haciendo” y eso, porque sólo repiten y aplican la lección de memoria. 

Cuando se aplica el discernimiento verdadero de lo aprendido, se puede saber en conciencia lo que la persona percibe, experimenta y hace. Discernimiento propio y verdadero puede ser igual a aquel que nos legó el gran filósofo griego Sócrates, con el efecto de la MAYÉUTICA, o arte de alumbrar los espíritus y descubrir la verdad a partir de uno mismo.

Es indudable que en la especie humana todos tienen las mismas posibilidades o capacidades intelectuales, pero distinta es la observación, al hablar de verdadera inteligencia y al vernos en una “civilización” agobiada por la incertidumbre y tantos problemas de todo tipo.

Razonar por ejemplo, significa: Discurrir ordenadamente las ideas para llegar a una conclusión satisfactoria; hablar y dialogar para exponer y probar algo; discurrir, es sinónimo de meditar y reflexionar. Razón: Acto de discurrir el entendimiento; orden y método de algo; justicia, rectitud, equidad, etc. Y la generalidad en el comportamiento del hombre de hoy, dista mucho de ser razonable y verdaderamente inteligente en esos términos tan simples.

Al imaginar cómo sería investigar y ver al hombre actual como especie y terrícola con los ojos de un extraterrestre, quizás, éste podría decir lo siguiente en su análisis:

“Animal dominante por sobre todas las especies vivientes; habita en un planeta llamado Tierra maravillosamente apropiado para la manifestación y diversidad de la vida… del cual existe uno similar, como planeta, cada 990.000.000.000.000.000.000; éste hombre, está dotado de ese dominio mediante la ira, porque generalmente, dada su debilidad de inteligencia, usa la fuerza bruta de la violencia para tratar de entenderse; es la única especie del planeta que no ha podido vivir en armonía con la naturaleza y tampoco entre sus mismos congéneres; pocas sociedades de terrícolas viven en la excesiva abundancia, mientras que la mayoría vive sometida, corriendo y compitiendo en un sistema muy riguroso y difícil, de los cuales 1.200.000.000 mueren de hambre y en la enfermedad no atendida… La comunicación directa con el hombre terrícola que pudiéramos lograr los Extraterrestres con esta especie Terricola, es una eventualidad extremadamente peligrosa; dada su codicia, soberbia y agresividad, es difícil saber si podría existir un contacto. No se sabe con certeza, si el terrícola atacará con sus armas antes de lograr comunicación, porque como tiene la facultad de poder hablar para comunicarse, lo hace de una forma muy compleja, relativa y variable, respecto de lo que piensa, lo que hace y determina ejecutar; no se sabe, si tratará de capturarnos (a los extraterrestres) para descuartizarlos y analizarlos en trozos en un laboratorio o los encerrará vivos para torturarlos y sacarles información de inteligencia avanzada para construir las armas más mortíferas del planeta; éste ente, dice que ama a la vida pero patéticamente la quita arbitrariamente cuando quiere y muchas veces, sin ninguna explicación y razón coherente; no se sabe, si conoce el amor; no se sabe mucho… si existe inteligencia o sentidos especiales en él… 

Es indudable “amigo extraterrestre” que el hombre tiene la capacidad de lograr maravillas extraordinarias y también facultades, pero en lo que respecta en la forma de ser, en lo sensible, en lo solidario y en lo humano en forma general como especie civilizada, deja mucho que desear como para ser denominado un ser pensante dotado de una verdadera inteligencia.

El precio que pagamos por ser denominados inteligentes, es demasiado alto. Para demostrar algunos modestos signos de inteligencia, tenemos que gastar una cantidad de energía incalculable en forma permanente y durante toda nuestra existencia en muchas actitudes y cosas que no se relacionan en nada con inteligencia avanzada de una civilización.

PIENSA

Se puede entender la facultad de pensar o pensamiento en el hombre de hoy, si este dispone y expresa armonía, coherencia, coordinación, orden, razonamiento, lógica, ética, sensibilidad, voluntad, escuela, vínculo, enlace, simetría, belleza, artificio, amor, matemáticas…

Una persona puede decir en un momento dado “pero si yo estoy pensando y puedo ir diciendo mentalmente, es…toy… pen…san…do” como para confirmar aquello. No cabe la menor duda de esa proeza, porque ha ordenado y dirigido su atención a aquella frase particular; pero la observación se refiere más bien a relacionar el pensar con la inteligencia, porque es lo común de calificar y valorar al hombre como inteligente, porque se dice que éste es el único que piensa y razona.

¿Qué habría que hacer entonces para saber si uno posee la facultad de pensar?

Para comenzar, tres simples factores podría indicar si uno piensa, en el bien entendido del significado amplio de PENSAR, porque otra cosa son los signos rutinarios intelectuales, instintivos y biológicos que uno los realiza mecánicamente.

Algunos básicos factores para saber si el hombre piensa, serían la coherencia entre lo que una persona piensa, con respecto a lo que habla y lo que hace; porque entre estos tres elementales factores así como puede llegar a existir una interpretación armoniosa de un solo eslabón, también puede haber un encadenado abismo.

Pensar, a veces puede ser como meditar y reflexionar. Y por eso sea común escuchar a alguien decir “medita o piensa muy bien antes de hablar y hacer las cosas” Lo que indicaría que en muchas ocasiones más que pensar, puede existir un desorden de impulsos, signos, sensaciones, impresiones, ideas y circunstancias múltiples que dejan mucho que desear, más que pensar con cierta armonía y coherencia, generando más bien conflictos psicológicos y una gran pérdida de energía. 

Si los sabios pensadores de hace más de 20 siglos, pudieran ver a los pensadores que dirigen al mundo actual, quizás pensarían “que la pólvora, las armas nucleares, el petróleo, las cosas materiales y todo el avance tecnológico, no les permiten pensar...

No es una novedad que en los lugares que se tratan los designios del mundo, como por ejemplo el de los legisladores, se transforman en lugares de trifulcas de incoherencias, agresividad, descalificaciones y violencia física y verbal. Casi igual que en los peores lugares de bohemia, en donde el hampa y la droga hacen de las suyas. No se sabe si esto sucede por las ambiciones personales, por los desequilibrios emocionales, psicológicos, metales, en fin, pero parece existir muchas veces más bien decadencia que personas sabias en lugares para enaltecer el pensamiento humano y lograr sus grandes desarrollos y acuerdos para engrandecer al hombre civilizado, a los países y al planeta.

Continuará…


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